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El cateterismo cardíaco, también llamado coronariografía, es la técnica invasiva más frecuentemente realizada en cardiología. Se efectúa inyectando un contraste en las arterias del corazón para, posteriormente, ver las imágenes en movimiento con un equipo de rayos X. Las arterias del corazón (arterias coronarias), cuando están llenas de contraste, se visualizan como las ramas de un árbol en otoño.

El cateterismo se utiliza fundamentalmente para detectar y tratar posibles estrecheces (estenosis) en las arterias del corazón.
Es la prueba definitiva y más fiable para demostrar esas estrecheces en las arterias del corazón en pacientes que presentan dolor en el pecho. Se emplea igualmente en pacientes que van a ser sometidos a cirugía de las válvulas del corazón, para ver si también presentan estas estrecheces, y poder aprovechar la intervención quirúrgica para actuar sobre ellas. 

¿Qué puedo sentir? 
Es una técnica invasiva y, por tanto, tiene algunos riesgos, aunque casi siempre mínimos. Puede sentir molestias en la zona de punción de la arteria; y, en ocasiones, la movilización de los catéteres puede resultar dolorosa. Al inyectar el contraste puede sentir calor, sensación que suele ser pasajera. 
Entre las complicaciones más infrecuentes figurarían los hematomas o sangrados en la zona de punción o incluso arritmias graves. En todo momento el personal sabrá como atenderlas. El riesgo vital existe, pero es menor de uno cada mil pacientes, y suele depender de lo grave de la situación del enfermo. Durante la realización de esta prueba, dado que la anestesia es local, estará siempre en contacto con los cardiólogos y el personal de enfermería, por lo que podrá transmitir todo lo que siente. 

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